Originado en una aldea de pescadores, la increíble belleza natural de Punta del Diablo hizo de este balneario uno de los más concurridos del verano uruguayo. Jóvenes de toda la región llegan atraídos por esa mixtura entre el estilo de vida simple, la arquitectura rústica, las playas espectaculares y la explosiva movida nocturna.
Qué ver y qué hacer en Punta del Diablo
Repletas hasta después que cae el sol, las playas de Punta del Diablo se definen por sus grandes olas oceánicas y sus formas rocosas. Hay opciones para todos los perfiles. La Playa de los Pescadores, de estilo familiar, está poblada por botes de pesca artesanal, que se acercan a la playa al caer el sol para ofrecer a los visitantes la pesca del día. La Viuda, con ondas fuertes para el surf, convoca al turismo juvenil, al igual que la Playa del Rivero, animada por bares. La Playa Grande separa Punta del Diablo de Santa Teresa brindando paisajes despejados a los que huyen e las multitudes.
En el extremo más rocoso de Punta del Diablo está la feria artesanal, donde los turistas pueden encontrar todo tipo de trabajos realizados con caracoles marinos, maderas, cerámicas y estrellas de mar y otros materiales. El mar también impera en las propuestas gastronómicas, con decenas de locales donde probar las clásicas empanadas de pescado y los buñuelos de algas. Por las noches, los jóvenes prefieren los distintos boliches, desde las grandes discotecas hasta los barcitos rústicos.
Los amantes del ecoturismo pueden hacer un paseo en carruaje tirado por caballos desde la playa hasta el Cerro de la Viuda, que está en el extremo sur del pueblo. Este punto es famoso por la pesca de sargo, muy abundante en invierno.