Atlántida es uno de los balnearios más tradicionales de la costa uruguaya. Su historia está repleta de datos interesantes, visitantes ilustres, construcciones icónicas que hoy se conservan como muestra de esta tradición.
Breve historia y evolución de Atlántida
El interés turístico por las playas de Atlántida solo comenzó a fines del siglo XIX. Hasta entonces, la franja de arena llegaba a los cinco kilómetros de ancho, el lugar estaba inhabitado y había que atravesar varios kilómetros de campos y bañados para llegar a la costa. Los primeros veraneantes eran familias pudientes de la ciudad de Pando, que acampaban sobre la zona de la Playa Mansa.
En 1911 se funda formalmente el balneario, que con su nombre revive el continente perdido de los mitos griegos. El primer plano es diseñado por Juan Pedro Fabini y la primera casa se llamó “El Chingolo”. La luz eléctrica llegó en 1918. La fisonomía del balneario fue tomando forma: las calles arboladas, la rambla sobre el alto barranco, las escalinatas para bajar a la playa, los chalets coloridos frente al mar.
Durante las décadas del 30 y 40 se fueron instalando familias del campo, dedicadas a los oficios, en el barrio de la Estación de Ferrocarril. Junto a La Floresta y Costa Azul, Atlántida es declarada en 1940 como centro poblado, y se habilitan el saneamiento y el agua potable. Un año antes, el comerciante bonaerense Natalio Michelizzi –constructor de la famosa Águila de Villa Argentina- había inaugurado el casino y el Planeta Palace Hotel con forma de barco.
La década del 50 da un gran prestigio a Atlántida. Además de las importantes fiestas y reuniones sociales en el Atlántida Country Club, el balneario recibe al poeta Pablo Neruda, quien escribe “Datitla” durante su estadía. A lo largo de los sesenta se construyen nuevas viviendas y edificios, y algunos propietarios empiezan a poner sus casas en alquiler. En 1967, Atlántida es elevada a ciudad, el primer balneario de Canelones en obtener esta categoría.